Desde hace unos años venimos observando en los niños una gran intolerancia a la frustración que les hace enfadarse cuando encuentran un mínimo obstáculo, pataletas cuando pierden o miedo a intentar las cosas. Hace unos días llegó a nuestras manos, un artículo muy interesante y muy recomendable del periódico El País, llamado "sin riesgo no hay aprendizaje", el cual, nos hizo reflexionar. Por eso, en esta ocasión, queremos dedicar la entrada a este tema tan polémico.
Obviamente, como padres, no queremos que los niños sufran ningún daño ni corran ningún riesgo. Por eso, les llevamos a parques infantiles libres de peligros, con suelos acolchados, sin palos ni piedras. Ponemos protectores en las esquinas de las mesas de casa. Pero no solo evitamos riesgos físicos, también les evitamos fracasos. Hacemos los deberes con ellos para que se equivoquen, acudimos al grupo de whatsapp para saber los deberes y exámenes, les hacemos la mochila... y así, una lista sin fín, para evitar que cometan riesgos, y eso, es un error.
Proteger, dentro de unos límites, es normal a la hora de criar a nuestros hijos, es un modo de crear unos vínculos que siempre se mantendrán. Ahora bien, como acabamos de decir, todo tiene unos límites.
Antes de adentrarnos un poco más en este tema, y para entender todo mucho mejor, queremos dejar dos conceptos claros.
Diferencia entre riesgo y peligro
¿Sabes que el "riesgo" y el "peligro" son cosas diferentes?, ambas palabras tienen que ver con cosas que de ocurrir, no resultarán agradables para nosotros; sin embargo, es importante comprender que a pesar del parecido; estos conceptos se refieren a cosas diferentes.
El peligro es la PROBABILIDAD (suceso contingente sobre el que hay buenas razones para pensar que sucederá) de daño, mientras que el riesgo es la POSIBILIDAD (suceso basado en suposiciones que se pueden dar o no en una situación) de que un daño ocurra. No es lo mismo que un niño corra el peligro de caerse, si está corriendo por la orilla de un río, a que corra el riesgo de hacerse daño, tirando piedras al río.
Los niños necesitan oportunidades de aprendizaje, y evitar que corran riesgos, es evitar los aprendizajes. Todos debemos caernos alguna vez para saber cómo levantarnos, si no permitimos que nuestros hijos cometan sus propios errores, o que se sientan autónomos dentro de sus posibilidades, llegará un día en que sientan demasiado miedo del mundo para atreverse a transitar por él con valentía y madurez.
Es normal que si vemos que nuestro hijo va a meterse algo en la boca peligroso, se lo quitemos de inmediato, o que si va a cruzar solo y sin mirar la calle, le agarremos del brazo. Esto son situaciones puntuales en las que es normal la protección. Pero no podemos evitarles todo daño. El niño pequeño que aprende a andar se va a caer, va a darse un golpe con la mesa, correrá y se caerá, pero de estas experiencias aprenden. Aprenden a que hay que mirar, medir las distancias, aprenden que algunas cosas hacen "pupa", y serán ellos los que lo eviten.
No se trata de dejar al niño "solo ante el peligro, y que se las arregle él solo", se trata de que pueda tener experiencias de las que pueda aprender.
Como nos cuentan en el artículo, según Heike Freire, psicóloga, filósofa, experta en infancia, naturaleza e innovación educativa "si los niños no pueden practicar capacidades como la autonomía, la competencia o la relación con sus iguales sin la dirección ni la presencia permanente de los adultos a lo largo de su infancia, resultará dificil ponerlas en práctica de golpe a los 18 años, o inlcuso más tarde, porque ya algunos sociólogos proponen aumentar la edad de la adolescencia hasta los 24 años". "Aprender a medir los riesgos es esencial para desarrollar las capacidades porque sin riesgo, no hay aprendizaje", añade.
Otra de las cosas más importantes, y que a menudo se nos olvida es la tolerancia a la frustración. La frustración nos acompaña durante toda la vida. Y no se trata de educarlos como "salvajes", se trata de proporcionarles las herramientas necesarias para tolerar la frustración. Existe la idea de que hay que darles todo y que no se pueden frustar porque van a ser infelices, y según los expertos es justo lo contrario.
Cómo ayudar a que aprendan sin evitar riesgos
Desde la ludoteca, trabajamos para que nuestros niños sean autónomos y aprendan por sí mismos, ofrendiendoles siempre alternativas y las herramientas que necesitan.
Los niños necesitan tener responsabilidades desde muy pequeños. Si les hacemos "la vida más fácil", ordenando los juguetes, recogiendo lo que sacan, evitando que se caigan, estaremos consiguiendo todo lo contrario o lo que queremos.
Por eso, te vamos a dar unos pequeños consejos para ayudar a los niños sin interferir en su aprendizaje.
- Darles autonomía para que hagan tareas propias de su edad.
- Evitar darles todo hecho, se tienen que esforzar para conseguir las cosas. Si algo no les sale, les ayudamos a realizarlo, pero no se lo hacemos. Le podemos enseñar para que vea como se hace, y después, que lo hagan ellos.
- Hacerles responsables de sus cosas. Sus deberes, sus mochilas son sus responsabilidades. Si se les olvida algo del colegio, que busquen una solución ellos mismos o que asuman las consecuencias.
- Evitar contagiar nuestros miedos e inseguridades. Si los niños sienten que estamos nerviosos, si notan nuestros miedos, ellos también los tendrán. Es recomendable usar menos las palabras "no" y "ten cuidado" y utilizar más las palabras "si" e "inténtalo".
- Dejar que solucionen sus problemas, en lugar de intervenir a la mínima. Si en el parque un niño le quita un juguete, e intervenimos inmediatamente, el niño no aprenderá a gestionar la situación. Podemos ayudarles a buscar soluciones para que las realicen.
Debes saber, que evitar que corran riesgos es uno de los mayores errores que podemos cometer en la educación de nuestros hijos, puesto que, lejos de ayudarles, lo que estaremos haciendo es poner "barreras" a su crecimiento personal y emocional.
En definitiva, se trata de favorecer que los niños aprendan de los errores pero también de los éxitos. Que aprendan a desenvolverse de forma autónoma en el mundo, que sean resolutivos.
Esperamos que os sirvan estos pequeños consejos, y os recomendamos que perdaís unos minutos a reflexionar sobre este tema, porque puede que de ello, dependa como sean vuestros hijos en el futuro.
¡Un saludo amig@s!
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